EL ESCUDO DE TECOMAN
De la propuesta realizada por el ilustre Profr. Juan Oseguera Velázquez, hecha al Cabildo Tecomense el 23 de octubre de 1972, aquí se presenta el documento para el conocimiento del público general.
CONSIDERANDO 1°.- Que desde la época prehispánica, habitó el llamado valle de Tecoman, un importante, grupo de aborígenes, teniendo como asiento, el pueblo de Caxitlan, centro político donde residía el Huaytlahtoani, gobernante de una amplia región denominada por los historiadores como la Provincia autóctona del Colimotl.
CONSIDERANDO 2°.- Que pobladores primitivos conocidos como “Tecos”, descendientes de los Nahoas, heredaron de ellos su temperamento belicoso y algunos aspectos de su cultura, a la llegada de los españoles, al igual que los aztecas, no se entregaron pacíficamente, sino que lucharon en defensa de su suelo y de su raza, demostrando su reciedumbre y bravura, al infringirles derrotas a los peninsulares, bajo el mando del rey Coliman.
CONSIDERANDO 3°.- Que al consumar la Conquista, Gonzalo de Sandoval, estableció inicialmente en Caxitlán, la villa de Colima o de San Sebastián el año de 1523, hecho que reviste singular trascendencia por tratarse del Primer Ayuntamiento instalado en el occidente de la entonces Nueva España y de la fundación de la ciudad de Colima, cuyo 450 aniversario se encuentra próximo a celebrarse.
CONSIDERANDO 4°.- Que en las últimas tres décadas, se operó en Tecomán una verdadera transformación, en los aspectos agrícola, industrial, ganadero y comercial, al ampliarse, diversificar e introducir nuevas técnicas de explotación agropecuaria. En esa forma, lo que antes era una inhóspita, desértica y despoblada zona, se ha convertido -en el nervio vital de la economía del estado y de la región.
CONSIDERANDO 5°.- Que en el acelerado desenvolvimiento de esta municipalidad, han concurrido diversos factores positivos, entre los cuales destaca en primer lugar, la decisión de los agricultores para lograr la transformación del medio geográfico, aunado a la comprensión y estímulo de las autoridades, quienes otorgaron créditos y construyeron las obras de infraestructura que han propiciado ese desarrollo ejemplar evidente.
CONSIDERANDO 6°.- Que los pueblos capaces de superarse por su vigor, tenacidad y espíritu de lucha, se hacen acreedores a recibir una justa recompensa por su actuación positiva, y una de las formas habituales de hacerlo, ha sido la de otorgar blasones, que contengan lo más representativo de su historia, tradiciones, flora, fauna y vida, socioeconómica en general.
CONSIDERANDO 7°.- Que recientemente, el artista Jorge Chávez Carrillo, elaboró un Escudo Hispánico compuesto de época moderna, conjugando las características que se citan habiendo coadyuvando en la interpretación heráldica el ameritado catedrático de la Universidad de Guadalajara, Sr. Ing. Agustín Gómez y Gutiérrez, fructificando así la iniciativa del C. Profr. Juan Oseguera Velázquez y la participación entusiasta que sobre el particular tuvo el grupo estudiantil tecomense denominado UNESTE.
Los CC. Regidores, integrantes de este H. Ayuntamiento Constitucional de Tecomán, estimando que el emblema aludido, efectivamente encarna los diversos aspectos que simbolizan el pasado y el presente de este pueblo, que a base de trabajo continuado, logró el cambio radical de esta planicie costera y con el deseo de estimular a sus progresistas habitantes, han tenido a bien expedir el siguiente
ACUERDO:
PRIMERO. Se adopta como Escudo Oficial del Municipio Libre de Tecomán, Col., al que responde a la siguiente descripción:
En la parte superior flotante un listón dorado con la leyenda "El hombre labora para su desarrollo".
Bordura en oro, con la leyenda: "Tecoman". Los metales y los colores de este escudo significan: oro de los elementos, el fuego; entre las virtudes, la caridad; de las excelencias, 1a nobleza; los que llevan este metal están obligados a servir a sus soberanos, cultivando las bellas letras.
Campo cuartelado, con esmalte (oro) y color sinople (verde); dispuestos así: parte superior a la diestra del escudo, cuartel en oro con figuras, arriba un velero deportivo; abajo un pez que describe la pesca y turismo. A la siniestra, cuartel sinople con palmera que describe la agricultura de la región. Parte inferior, a la diestra; cuartel sinople con figura animal; un toro semental que describe la ganadería. A la siniestra; cuartel oro con figura, una instalación industrial que describe la transformación de las materias primas que produce la región.
Yelmo sobre la bordura, afuera en la parte superior, centrado, un yelmo vuelto hacia el lado diestro del escudo con plumas rojas. A cada lado del yelmo sobre la bordura se abren a las orillas adornos vegetales de trazo indígena, y combinadamente de trazo hispánico para sintetizar las 2 culturas origen de nuestra nacionalidad; estos lambrequines cubren totalmente las partes laterales del escudo.
Ornamentos exteriores del Escudo. En su parte inferior a cada lado 2 figuras animales; iguanas, representativas de la fauna regional, que soportan los lambrequines y el escudo y que están dispuestos hacia a fuera. En la base, composición equilibrada de los principales productos regionales: coco, limón, plátano, aguacate y mango.
Para dibujarlo en blanco y negro, de acuerdo con las reglas heráldicas, se interpretarán los colores y esmaltes como sigue: ORO, representado con puntos menudos esparcidos sobre la superficie en que se use este metal; ROJO, por líneas perpendiculares; AZUL, por líneas horizontales; VERDE, por líneas diagonales que parten del ángulo diestro superior, al siniestro inferior; PÚRPURA, representado con líneas que bajan del ángulo superior siniestro al inferior diestro; EL NEGRO o SABLE se representa con líneas horizontales y perpendiculares que cruzan. Las figuras exteriores que rodeen el escudo tendrán que ir sombreadas.
SEGUNDO. El Escudo anteriormente mencionado, deberá figurar en la correspondencia oficial y papelería que juzgue apropiada este H. Ayuntamiento de Tecomán y las Autoridades que de él dependan. Podrá ser utilizado además, por las instituciones culturales, organizaciones deportivas, grupos sociales, empresas de producción e industrialización agropecuaria y en todas aquellas actividades que se consideren apropiadas, ya que el propósito es que su uso, signifique un estimulo a todo lo que represente trabajo y desarrollo en todos los órdenes.
TERCERO. La debida difusión de este Escudo, estará al cuidado de este propio H. Ayuntamiento tecomense..
Salón de Sesiones del H. Ayuntamiento Constitucional.
Colima, Col., a 23 de octubre de 1972.
El Presidente Municipal,
ING. FILEMON CERVANTES HERNÁNDEZ
Regidor
Ramón Castañeda Bazavilvazo
Regidor
Raúl Figueroa Salazar
Regidor
Nicolás Gutiérrez Zuñiga
Regidor
Consuelo Vizcaíno de Vázquez.
El Secretario del H. Ayuntamiento
Profr. Gil Ortega Lozano
NOTA:-En la portada del libro Tecomán, ejemplo de desarrollo regional,aparece el escudo de Tecomán, con los colores originales mencionados en el “Acuerdo”.
viernes, 26 de septiembre de 2008
Personajes de Tecomán
Estampas costeñas
José Salazar Cárdenas
LINO REYES. MÁRTIR ; DEL AGRARISMO. IMPULSOR DE LA EDUCACIÓN EN TECOLAPA.
Lino Reyes nació en Tecolapa el día 23 de septiembre de 1901. Sus padres fueron Arcadio Reyes Meza y Ana María Sierra Gómez, de origen campesino. Transcurrió su infancia viviendo de manera humilde, pero feliz al lado de sus padres, adquiriendo las enseñanzas que su padre le daba en su ocupación habitual en las labores del campo. Rentaban tierras a los propietarios de la Hacienda de Tecolapa para las siembras de temporal y en las secas eran medieros en la Hacienda de Caleras, en donde cultivaban tierras de regadío. Debido a que en ese tiempo en el rancho solamente se podían cursar los primeros años de la educación elemental, Lino hizo estudios hasta el tercer grado de la escuela primaria. Al llegar a la edad de la adolescencia, siguió la misma actividad en las labores como labrador. Fue un joven sano, vigoroso, trabajador y alegre, sin ningún vicio. Casó con Emilia Vega y procrearon cinco hijos: Rafael, Camilo, Elías, Ma. Guadalupe y María Elena. Cuando sus hijos eran pequeños no existía escuela en Tecolapa. Había una maestra llamada Leonor que daba clases a los niños en un corredor de la finca de la hacienda vieja que estaba donde ahora es el jardín de la población. Es una bardita de poca altura que había en la orilla del corredor, los niños se sentaban y hacían sus labores sobre las piernas. Viendo las dificultades que pasaban la maestra para enseñar y los niños en su aprendizaje, Lino puso mucho interés en mejorar esas condiciones. Desde ese tiempo demostró tener espíritu de liderazgo. Organizó a los padres de familia y se propusieron construir una casa humilde, de pajarete, que sirviera de escuela, en el solar en donde tenía su modesta vivienda la maestra. Siempre estuvo muy cerca en todo lo que se refería a las necesidades escolares, participando y colaborando en el funcionamiento de la escuela, con la maestra Leonor. Al mismo tiempo, con mucha atención auxiliaba a sus pequeños hijos en las tareas escolares que les encomendaban. Después también ayudó a que se hiciera una segunda escuelita. Estos sencillos planteles no llevaron nombre.
Dentro de las actividades campesinas que desarrollaba Lino, tuvo otra faceta que lo distinguiría dentro de su comunidad. Había surgido con fuerza el reparto de tierras al que tanto impulsó el Gral. Lázaro Cárdenas cuando fue presidente de la República, con el que se trató de beneficiar a los campesinos que sí trabajaban las tierras que los hacendados mantenían ociosas. El movimiento del agrarismo se propagó en toda la República y llegó la inquietud a Tecolapa. Los trabajadores de la hacienda y los medieros hicieron solicitud de dotación de tierras al Departamento Agrario para la formación de un ejido. Las gestiones ante las autoridades las encabezó Lino Reyes, pues era el único de ese grupo de campesinos solicitantes que sabía leer y escribir. Tuvieron éxito en su solicitud y mediante la resolución presidencial de fecha 14 de septiembre de 1938 se dio posesión al Ejido Tecolapa de 1020 hectáreas de terreno perteneciente ala Hacienda de Tecolapa, de las cuales era 408 hectáreas de tierras de temporal y 612 hectáreas de tierras de agostadero, que beneficiaron a 51 campesinos. Pero los hombres de Tecolapa estaban acostumbrados a sembrar en las secas, tierras de regadío dé la Hacienda de Caleras y entonces hicieron solicitud ante el Departamento Agrario de una ampliación de ejido para que se les dotara también con tierras de riego. Después de algún tiempo de haberlo solicitado, se emitió una resolución presidencial de fecha 14 de enero de 1942 mediante la cual se dotaba al Ejido de Tecolapa con 80 hectáreas de tierras que tenían concesión de agua en el predio La Organera perteneciente a la Hacienda de Caleras, situado en el lado sur de la carretera Puerta de Caleras - Madrid, lindando con lo que hoy es la carretera cuatro carriles Colima - Manzanillo en el entronque del camino vecinal citado. En realidad nunca tuvieron la posesión de esa tierras porque sobrevinieron lamentables hechos de sangre que cambiarían el destino del Ejido Tecolapa, que narraremos en la segunda parte de esta semblanza.
La historia del establecimiento de los ejidos en el territorio nacional nos muestra como su consecución fue mediante una lucha de sudor, lágrimas y sangre de los campesinos deseosos de tener un pedazo de tierra propio. El caso del Ejido Tecolapa no fue una excepción. De manera natural los propietarios de las tierras afectadas nunca estuvieron de acuerdo en ser desposeídos de sus propiedades, lo que provocó en muchos casos, el sacrificio de la vida de los que encabezaban los movimientos de emancipación de los oprimidos, a manos de sicarios. Cuatro meses después de la resolución presidencial de fecha 14 de enero de 1942, sin que todavía se diera posesión al Ejido Tecolapa de las tierras de regadío que les habían sido otorgadas mediante ese Mandato y que fueron afectadas a la Hacienda de Caleras, sucedió el doloroso hecho que describiremos a ustedes:
Transcurría el caluroso día 30 de mayo de 1942, como a la 9 de la noche y Lino Reyes se encontraba sentado en una silla: en la acera de su casa, en Tecolapa, tomando el viento. Existía en un lugar cercano un billar en donde había un equipo de sonido en el que se tocaba música para atraer al público, en donde también se, vendían refrescos. Rafael, su hijo mayor, un joven de 16 a 17 años de edad se encontraba en ese lugar. En ese momento, Lino escuchó el trueno de varios disparos de arma de fuego y momentos después llegaron corriendo adonde estaba Lino, unas personas corriendo y gritando: "¡ Mataron a Rafael, mataron a Rafael!" Lino se levantó, aventó la camisa que tenía entre las piernas y corrió hacia el lugar de donde provenían los disparos. Al llegar al billar en donde le habían informado que se encontraba Rafael, fue recibido a balazos por los malhechores, sin ningún motivo aparente y que enseguida se dieron a la fuga Lino quedó gravemente herido y fue trasladado a Tecomán, donde falleció horas después. Los criminales fueran plenamente identificados. Eran dos individuos primos entre si que se habían avecindado en Tecolapa aproximadamente dos años antes, de los que se conocía en la ranchería que eran desordenados y conflictivos, que siempre andaban armados y qué según se llegó a saber, eran gatilleros de paga. Después de la muerte de Lino, a los ejidatarios les cambiaron las tierras de regadío con las que se les había dotado, por otras situadas al lado oriente de la carretera Colima ManzaniIlo, frente al predio que originalmente les habían concedido y que pertenecía a la Hacienda de Caleras. El nuevo predio que se les dio no tenía agua, pero lograron conseguir el uso de los excedentes de agua de una zanja que irrigaba las tierras que originalmente les habían dado, para irrigar en forma precaria las tierras de la ampliación. Transcurrió el tiempo y durante el sexenio del gobernador Rodolfo Chávez Carrillo, se construyó en Tecolapa una escuela formal y al quedar establecida, estando al frente de ella el Profr. José Verduzco, éste supo de los antecedentes. del impulso que había dado Lino Reyes para la construcción de las otras dos anteriores escuelitas, hizo gestiones ante las autoridades de la Secretaría de Educación para que esta nueva escuela llevara el nombre de Lino Reyes Sierra, que le fue impuesto y que aún conserva en la actualidad.
El tiempo es inexorable. Los fundadores del Ejido Tecolapa fueron desaparecidos y todos los viejos que recordaban a Lino también, ya que ahora los poseedores de las parcelas son familiares de los primitivos fundadores de la agrupación y Lino casi estaba olvidado, pero la actual directora de la escuela primaria que lleva el nombre del esclarecido campesino, tuvo conocimiento de la trayectoria en pro de la educación de esa comunidad, del personaje que nos ocupa y convocó a los familiares de Lino y a la población en general, para proponer se mandara esculpir un busto de ese benefactor de la comunidad, para ser instalado en la escuela primaria que lleva su nombre en Tecolapa. Se aceptó la propuesta, se hizo el busto y en una ceremonia especial que tuvo lugar el sábado 15 de junio del presente año, fue develado el monumento dedicado a tan distinguido líder social, por el Sr. Gobernador del estado Fernando Moreno Peña, a quien acompañaron el presidente Municipal de Tecomán Oscar Armando Avalos Verdugo, el diputado federal Roberto Preciado Cuevas, Carlos Cruz Mendoza en representación del secretario de Educación Carlos Flores Dueñas, el regidor Salvador García Silva, José Salazar Aviña en representación del diputado local Roberto Alcaráz Andrade, los comisarios municipal y ejidal de Tecolapa, la Profra. Socorro Palacios Jiménez, directora del plantel, maestros de la misma escuela, familiares del homenajeado y público en general.
Artículo publicado por el Dr. José Salazar Cárdenas, Cronista de Tecomán, en el periódico Ecos de la Costa el sábado 15 de Junio de 2002, en la primera sección, página 8.
José Salazar Cárdenas
LINO REYES. MÁRTIR ; DEL AGRARISMO. IMPULSOR DE LA EDUCACIÓN EN TECOLAPA.
Lino Reyes nació en Tecolapa el día 23 de septiembre de 1901. Sus padres fueron Arcadio Reyes Meza y Ana María Sierra Gómez, de origen campesino. Transcurrió su infancia viviendo de manera humilde, pero feliz al lado de sus padres, adquiriendo las enseñanzas que su padre le daba en su ocupación habitual en las labores del campo. Rentaban tierras a los propietarios de la Hacienda de Tecolapa para las siembras de temporal y en las secas eran medieros en la Hacienda de Caleras, en donde cultivaban tierras de regadío. Debido a que en ese tiempo en el rancho solamente se podían cursar los primeros años de la educación elemental, Lino hizo estudios hasta el tercer grado de la escuela primaria. Al llegar a la edad de la adolescencia, siguió la misma actividad en las labores como labrador. Fue un joven sano, vigoroso, trabajador y alegre, sin ningún vicio. Casó con Emilia Vega y procrearon cinco hijos: Rafael, Camilo, Elías, Ma. Guadalupe y María Elena. Cuando sus hijos eran pequeños no existía escuela en Tecolapa. Había una maestra llamada Leonor que daba clases a los niños en un corredor de la finca de la hacienda vieja que estaba donde ahora es el jardín de la población. Es una bardita de poca altura que había en la orilla del corredor, los niños se sentaban y hacían sus labores sobre las piernas. Viendo las dificultades que pasaban la maestra para enseñar y los niños en su aprendizaje, Lino puso mucho interés en mejorar esas condiciones. Desde ese tiempo demostró tener espíritu de liderazgo. Organizó a los padres de familia y se propusieron construir una casa humilde, de pajarete, que sirviera de escuela, en el solar en donde tenía su modesta vivienda la maestra. Siempre estuvo muy cerca en todo lo que se refería a las necesidades escolares, participando y colaborando en el funcionamiento de la escuela, con la maestra Leonor. Al mismo tiempo, con mucha atención auxiliaba a sus pequeños hijos en las tareas escolares que les encomendaban. Después también ayudó a que se hiciera una segunda escuelita. Estos sencillos planteles no llevaron nombre.
Dentro de las actividades campesinas que desarrollaba Lino, tuvo otra faceta que lo distinguiría dentro de su comunidad. Había surgido con fuerza el reparto de tierras al que tanto impulsó el Gral. Lázaro Cárdenas cuando fue presidente de la República, con el que se trató de beneficiar a los campesinos que sí trabajaban las tierras que los hacendados mantenían ociosas. El movimiento del agrarismo se propagó en toda la República y llegó la inquietud a Tecolapa. Los trabajadores de la hacienda y los medieros hicieron solicitud de dotación de tierras al Departamento Agrario para la formación de un ejido. Las gestiones ante las autoridades las encabezó Lino Reyes, pues era el único de ese grupo de campesinos solicitantes que sabía leer y escribir. Tuvieron éxito en su solicitud y mediante la resolución presidencial de fecha 14 de septiembre de 1938 se dio posesión al Ejido Tecolapa de 1020 hectáreas de terreno perteneciente ala Hacienda de Tecolapa, de las cuales era 408 hectáreas de tierras de temporal y 612 hectáreas de tierras de agostadero, que beneficiaron a 51 campesinos. Pero los hombres de Tecolapa estaban acostumbrados a sembrar en las secas, tierras de regadío dé la Hacienda de Caleras y entonces hicieron solicitud ante el Departamento Agrario de una ampliación de ejido para que se les dotara también con tierras de riego. Después de algún tiempo de haberlo solicitado, se emitió una resolución presidencial de fecha 14 de enero de 1942 mediante la cual se dotaba al Ejido de Tecolapa con 80 hectáreas de tierras que tenían concesión de agua en el predio La Organera perteneciente a la Hacienda de Caleras, situado en el lado sur de la carretera Puerta de Caleras - Madrid, lindando con lo que hoy es la carretera cuatro carriles Colima - Manzanillo en el entronque del camino vecinal citado. En realidad nunca tuvieron la posesión de esa tierras porque sobrevinieron lamentables hechos de sangre que cambiarían el destino del Ejido Tecolapa, que narraremos en la segunda parte de esta semblanza.
La historia del establecimiento de los ejidos en el territorio nacional nos muestra como su consecución fue mediante una lucha de sudor, lágrimas y sangre de los campesinos deseosos de tener un pedazo de tierra propio. El caso del Ejido Tecolapa no fue una excepción. De manera natural los propietarios de las tierras afectadas nunca estuvieron de acuerdo en ser desposeídos de sus propiedades, lo que provocó en muchos casos, el sacrificio de la vida de los que encabezaban los movimientos de emancipación de los oprimidos, a manos de sicarios. Cuatro meses después de la resolución presidencial de fecha 14 de enero de 1942, sin que todavía se diera posesión al Ejido Tecolapa de las tierras de regadío que les habían sido otorgadas mediante ese Mandato y que fueron afectadas a la Hacienda de Caleras, sucedió el doloroso hecho que describiremos a ustedes:
Transcurría el caluroso día 30 de mayo de 1942, como a la 9 de la noche y Lino Reyes se encontraba sentado en una silla: en la acera de su casa, en Tecolapa, tomando el viento. Existía en un lugar cercano un billar en donde había un equipo de sonido en el que se tocaba música para atraer al público, en donde también se, vendían refrescos. Rafael, su hijo mayor, un joven de 16 a 17 años de edad se encontraba en ese lugar. En ese momento, Lino escuchó el trueno de varios disparos de arma de fuego y momentos después llegaron corriendo adonde estaba Lino, unas personas corriendo y gritando: "¡ Mataron a Rafael, mataron a Rafael!" Lino se levantó, aventó la camisa que tenía entre las piernas y corrió hacia el lugar de donde provenían los disparos. Al llegar al billar en donde le habían informado que se encontraba Rafael, fue recibido a balazos por los malhechores, sin ningún motivo aparente y que enseguida se dieron a la fuga Lino quedó gravemente herido y fue trasladado a Tecomán, donde falleció horas después. Los criminales fueran plenamente identificados. Eran dos individuos primos entre si que se habían avecindado en Tecolapa aproximadamente dos años antes, de los que se conocía en la ranchería que eran desordenados y conflictivos, que siempre andaban armados y qué según se llegó a saber, eran gatilleros de paga. Después de la muerte de Lino, a los ejidatarios les cambiaron las tierras de regadío con las que se les había dotado, por otras situadas al lado oriente de la carretera Colima ManzaniIlo, frente al predio que originalmente les habían concedido y que pertenecía a la Hacienda de Caleras. El nuevo predio que se les dio no tenía agua, pero lograron conseguir el uso de los excedentes de agua de una zanja que irrigaba las tierras que originalmente les habían dado, para irrigar en forma precaria las tierras de la ampliación. Transcurrió el tiempo y durante el sexenio del gobernador Rodolfo Chávez Carrillo, se construyó en Tecolapa una escuela formal y al quedar establecida, estando al frente de ella el Profr. José Verduzco, éste supo de los antecedentes. del impulso que había dado Lino Reyes para la construcción de las otras dos anteriores escuelitas, hizo gestiones ante las autoridades de la Secretaría de Educación para que esta nueva escuela llevara el nombre de Lino Reyes Sierra, que le fue impuesto y que aún conserva en la actualidad.
El tiempo es inexorable. Los fundadores del Ejido Tecolapa fueron desaparecidos y todos los viejos que recordaban a Lino también, ya que ahora los poseedores de las parcelas son familiares de los primitivos fundadores de la agrupación y Lino casi estaba olvidado, pero la actual directora de la escuela primaria que lleva el nombre del esclarecido campesino, tuvo conocimiento de la trayectoria en pro de la educación de esa comunidad, del personaje que nos ocupa y convocó a los familiares de Lino y a la población en general, para proponer se mandara esculpir un busto de ese benefactor de la comunidad, para ser instalado en la escuela primaria que lleva su nombre en Tecolapa. Se aceptó la propuesta, se hizo el busto y en una ceremonia especial que tuvo lugar el sábado 15 de junio del presente año, fue develado el monumento dedicado a tan distinguido líder social, por el Sr. Gobernador del estado Fernando Moreno Peña, a quien acompañaron el presidente Municipal de Tecomán Oscar Armando Avalos Verdugo, el diputado federal Roberto Preciado Cuevas, Carlos Cruz Mendoza en representación del secretario de Educación Carlos Flores Dueñas, el regidor Salvador García Silva, José Salazar Aviña en representación del diputado local Roberto Alcaráz Andrade, los comisarios municipal y ejidal de Tecolapa, la Profra. Socorro Palacios Jiménez, directora del plantel, maestros de la misma escuela, familiares del homenajeado y público en general.
Artículo publicado por el Dr. José Salazar Cárdenas, Cronista de Tecomán, en el periódico Ecos de la Costa el sábado 15 de Junio de 2002, en la primera sección, página 8.
Fundación de la Villa de Coliman
FUNDACION DE LA VILLA DE COLIMAN.
Este es un tema apasionante, para historiadores y para cualquiera que se interesa en la historia de nuestro estado. Aquí entrego una parte de la cuarta carta de relación que el conquistador Hernán Cortés le escribió al Rey. Recordemos que Cortés escribió 5 cartas.
“En los capítulos antes de éste, excelentísimo príncipe, dije cómo viniendo de camino, después de haber pacificado la provincia de Panuco, se conquistó la provincia de Tututepeque, que estaba rebelada y todo lo que en ella se hizo; porque tenía nueva que una provincia que está cerca de la mar del Sur, que se llama Impilcingo, que es de la cualidad de esta de Tututepeque en fortaleza de sierras y aspereza de la sierra y de gente no menos belicosa, los naturales de ella hacían mucho daño en los vasallos de vuestra cesárea majestad que confinan con su tierra y de ellos se me habían venido a quejar y pedir socorro, aunque la gente que conmigo venía no estaba muy descansaba, porque hay de una mar a otra doscientas leguas por aquel camino. Junté luego veinticinco de caballo y setenta u ochenta peones y con un capitán los mandé ir a la dicha provincia y en la instrucción que llevaba le mandé que trabajase de atraerlos al real servicio de vuestra alteza por bien y si no quisiesen, les hiciese la guerra; el cual fue y hubo con ellos ciertos reencuentros y por ser la tierra tan áspera no pudo dejarla del todo conquistada y porque yo le mandé en la dicha su instrucción que he hecho aquello que se fuese a la ciudad de Zacatula y con la gente que llevaba y con la que más de allí pudiese sacar, fuese a la provincia de Coliman, donde en los capítulos pasados dije que habían desbaratado aquel capitán y gente que iba de la provincia de Mechuacan para la dicha ciudad y que trabajase de atraerlos por bien y si no, les conquistase.
El se fue y de la gente que llevaba y de la que allá tomó junto cincuenta de caballo y ciento cincuenta peones y se fue a la dicha provincia que está de la ciudad de Zacatula, costa del mar del Sur abajo, sesenta leguas y por el camino pacificó algunos pueblos que no estaban pacíficos y llegó a la dicha provincia y en la parte que al otro capitán habían desbaratado halló mucha gente de guerra que le estaba esperando, creyendo haberse con él como con el otro y así rompieron los unos y los otros y plugo y Nuestro Señor que la victoria fue por los nuestros, sin morir ninguno de ellos, aunque a muchos y a los caballos hirieron y los enemigos pagaron bien el daño que habían hecho. Y fue tan bueno este castigo, que sin mas guerra se dio luego toda la tierra de paz y no solamente esta provincia, mas aun otras muchas cercanas a ella vinieron a ofrecerse por vasallos de vuestra cesárea majestad, que fueron Alimón, Colimonte y Ceguatan; y de allí me escribió todo lo que le había sucedido y le enviaba mandar que buscase un asiento que fuese bueno y en él se fundase una villa y que le pusiese nombre Coliman, como la dicha provincia y le envié nombramiento de alcaldes y regidores para ella.
Y le mandé que hiciese la visitación de los pueblos y gentes de aquellas provincias y me la trajese con toda la más relación y secretos de la tierra que pudiese saber; el cual vino y la trajo y cierta muestra de perlas que halló y yo repartí en nombre de vuestra majestad a los pueblos de aquellas provincias a los vecinos que allá quedaron, que fueron veinticinco de caballo y ciento veinte peones. Y entre la relación que de aquellas provincias hizo, trajo nueva de un muy buen puerto que en aquella costa se había hallado, de que holgué mucho, porque hay pocos y asimismo me trajo relación de los señores de la provincia de Ciguatan, que se afirman mucho haber una isla toda poblada de mujeres, sin varón alguno y que en ciertos tiempos van de la tierra firme hombres, con los cuales han acceso y las que quedan preñadas, si paren mujeres las guardan y si hombres los echan de su compañía y que esta isla está diez jornadas de esta provincia y que muchos de ellos han ido allá y la han visto. Dícenme asimismo que es muy rica de perlas y oro; yo trabajaré, en teniendo aparejo, de saber la verdad y hacer de ello larga relación a vuestra majestad”.
Así pues podemos imaginarnos la época y sus circunstancias. Queda este relato para que conozcamos de primera mano el tema fundacional de nuestra villa.
Este es un tema apasionante, para historiadores y para cualquiera que se interesa en la historia de nuestro estado. Aquí entrego una parte de la cuarta carta de relación que el conquistador Hernán Cortés le escribió al Rey. Recordemos que Cortés escribió 5 cartas.
“En los capítulos antes de éste, excelentísimo príncipe, dije cómo viniendo de camino, después de haber pacificado la provincia de Panuco, se conquistó la provincia de Tututepeque, que estaba rebelada y todo lo que en ella se hizo; porque tenía nueva que una provincia que está cerca de la mar del Sur, que se llama Impilcingo, que es de la cualidad de esta de Tututepeque en fortaleza de sierras y aspereza de la sierra y de gente no menos belicosa, los naturales de ella hacían mucho daño en los vasallos de vuestra cesárea majestad que confinan con su tierra y de ellos se me habían venido a quejar y pedir socorro, aunque la gente que conmigo venía no estaba muy descansaba, porque hay de una mar a otra doscientas leguas por aquel camino. Junté luego veinticinco de caballo y setenta u ochenta peones y con un capitán los mandé ir a la dicha provincia y en la instrucción que llevaba le mandé que trabajase de atraerlos al real servicio de vuestra alteza por bien y si no quisiesen, les hiciese la guerra; el cual fue y hubo con ellos ciertos reencuentros y por ser la tierra tan áspera no pudo dejarla del todo conquistada y porque yo le mandé en la dicha su instrucción que he hecho aquello que se fuese a la ciudad de Zacatula y con la gente que llevaba y con la que más de allí pudiese sacar, fuese a la provincia de Coliman, donde en los capítulos pasados dije que habían desbaratado aquel capitán y gente que iba de la provincia de Mechuacan para la dicha ciudad y que trabajase de atraerlos por bien y si no, les conquistase.
El se fue y de la gente que llevaba y de la que allá tomó junto cincuenta de caballo y ciento cincuenta peones y se fue a la dicha provincia que está de la ciudad de Zacatula, costa del mar del Sur abajo, sesenta leguas y por el camino pacificó algunos pueblos que no estaban pacíficos y llegó a la dicha provincia y en la parte que al otro capitán habían desbaratado halló mucha gente de guerra que le estaba esperando, creyendo haberse con él como con el otro y así rompieron los unos y los otros y plugo y Nuestro Señor que la victoria fue por los nuestros, sin morir ninguno de ellos, aunque a muchos y a los caballos hirieron y los enemigos pagaron bien el daño que habían hecho. Y fue tan bueno este castigo, que sin mas guerra se dio luego toda la tierra de paz y no solamente esta provincia, mas aun otras muchas cercanas a ella vinieron a ofrecerse por vasallos de vuestra cesárea majestad, que fueron Alimón, Colimonte y Ceguatan; y de allí me escribió todo lo que le había sucedido y le enviaba mandar que buscase un asiento que fuese bueno y en él se fundase una villa y que le pusiese nombre Coliman, como la dicha provincia y le envié nombramiento de alcaldes y regidores para ella.
Y le mandé que hiciese la visitación de los pueblos y gentes de aquellas provincias y me la trajese con toda la más relación y secretos de la tierra que pudiese saber; el cual vino y la trajo y cierta muestra de perlas que halló y yo repartí en nombre de vuestra majestad a los pueblos de aquellas provincias a los vecinos que allá quedaron, que fueron veinticinco de caballo y ciento veinte peones. Y entre la relación que de aquellas provincias hizo, trajo nueva de un muy buen puerto que en aquella costa se había hallado, de que holgué mucho, porque hay pocos y asimismo me trajo relación de los señores de la provincia de Ciguatan, que se afirman mucho haber una isla toda poblada de mujeres, sin varón alguno y que en ciertos tiempos van de la tierra firme hombres, con los cuales han acceso y las que quedan preñadas, si paren mujeres las guardan y si hombres los echan de su compañía y que esta isla está diez jornadas de esta provincia y que muchos de ellos han ido allá y la han visto. Dícenme asimismo que es muy rica de perlas y oro; yo trabajaré, en teniendo aparejo, de saber la verdad y hacer de ello larga relación a vuestra majestad”.
Así pues podemos imaginarnos la época y sus circunstancias. Queda este relato para que conozcamos de primera mano el tema fundacional de nuestra villa.
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